Jorge Vega Lo conocí en el instituto, en el verano del 82. Era un año menor que yo, según recuerdo, pero con una basta experiencia en el arte de matar. Asesinó a muchos de los que en ese entonces eran sus amigos, les dio una certera cuchillada que los apartó de él poco a poco. Me alejé del filo de sus pensamientos perturbadores, y un buen día me alegré al creer que había desaparecido para siempre. Mas al cerrar los ojos, lo veo en mis sueños, a mi lado. El sicario mató la tranquilidad de mis noches y la paz de mi sueño. Se enriqueció, pero enfermó de locura y murió, pero sigue matando a pesar de estar muerto, no descansa en paz. Sigue a mi lado.
Francia y Nicaragua