Jorge
Vega ~
Me
gusta viajar, espero nunca cansarme de decirlo y sobre todo de
hacerlo. Cada vez que viajo me recargo de energía y regreso a mi
rutina con más frescura.
No
conocía muchas cosas sobre el Gran Ducado de Luxemburgo, otra
forma de llamar a este pequeño, pero magnífico país. Las pocas
referencias que tenía eran, por una parte, las informaciones de una
ex-estudiante de español de origen luxemburgués que conocí hace un
par de años en Managua y por otra parte, las noticias sobre la
importante presencia que tiene Luxemburgo en la cooperación
educativa en Nicaragua, sobre todo con el proyecto del Hotel
Escuela Casa de Luxemburgo, que forma a los futuros profesionales
del Turismo y la Hotelería de nuestro país.
El
viaje inició en Nantes, tomamos el Tren de Alta Velocidad (TGV en
francés) y llegamos alrededor de 5 horas después a la estación
Lorraine, una estación de trenes atípica,ya que fue
construía en una zona por la que pasa el tren, pero no hay nada
cerca.
Una
vez estando en la estación Lorraine, tomamos la “navette”,
que es un microbus, que te lleva a Luxemburgo City. El viaje
desde Lorraine a la capital del Gran Ducado de Luxemburgo dura
menos de una hora.
Las
primeras impresiones que tuve fueron como de película o de juguete.
Los carros policías, por ejemplo, parecen como los carritos con los
que uno juega cuando es pequeño. Otro aspecto súper interesante, es
que en Luxemburgo se hablan 3 idiomas: francés, alemán y
luxemburgués y se escucha también portugués, porque hay una gran
comunidad portuguesa en dicho país.
Estar
en Luxemburgo fue muy cercano a estar en un mundo perfecto; las casas
en el lugar correcto, las calles bien ordenadas, los puentes también.
Hay un barrio alto y otro bajo, así que es súper fácil tener
acceso a la vista panorámica de la ciudad desde diferentes puntos
de la ciudad. En Luxemburgo hay construcciones bastantes
impresionantes para mí, ejemplo de ello es el puente para peatones
debajo del puente Adolph. ¡No hay que tenerle miedo a la alturas al
pasar por ahí!
Luxemburgo
es un país que “perteneció” a diferentes naciones: España,
Francia, Austria, Holanda y Alemania... y que perdió muchísimo
territorio y que lo hacen en la actualidad, ser parte de la lista de
los países más pequeños de Europa. Pequeño, cierto, pero uno de
los más ricos a la vez!
La
visita a Luxemburgo se hace más interesante aún, porque tienen una
tarjeta que se llama la “Luxembourg Card” o la “Tarjeta
de Luxemburgo”, que vale 13 euros por día y con esa tarjeta
podés usar el transporte público (bus, tram, trenes) durante todo
el día y tenés también acceso a todos los museos y cuando digo:
todos los museos, me refiero realmente ¡ A todos!
Si
tuviera que definir en una palabra la experiencia de esta visita a
Luxemburgo, utilizaría la palabra “Grandeza”, porque eso
fue lo que encontré en ese “pequeño” país.