Un
lunes por la mañana como de costumbre, me dirigía a mi centro de
trabajo ubicado en la carretera a Masaya, tomé uno de los pequeños
microbuses que salen del populoso mercado oriental.
Todo
continuaba normal, las mismas calles, los rótulos, los edificios,
las personas, todo marchaba al ritmo habitual, hasta que nos
detuvimos en la cercanías de la rotonda Centroamérica y veo a una
viejita pequeña de unos 70 u 75 años apróximadamente, con un
manojo de leñas en la cabeza, un saco en la espalda, la vista
perdida y por unos pocos segundos, esa vista cruza con la mía,
imaginense esa escena y teníendo de fondo al centro comercial Metrocentro, el nuevo “centro de la ciudad”, en
donde las construcciones y el comercio han hecho de las suyas. Para
los que no saben, Metrocentro es un centro comercial y está
ubicado en una zona con mucho movimiento económico, así que ver a
esa viejecita en lo que fue el viejo pueblo de managua, me hizo
pensar que ella ha sobrevivido a la invasión de su tierra.
Tengo
la idea de cómo habrá sido Managua a sus inicios, me la imagino
como un pueblo sencillo, de tierra, con muchas carreteras de tierra,
fincas, mucha gente sembrando en el campo, cosechando, los
pueblerinos hablando de sus historias, las cosas que habían pasado,
las carretas andando libremente, así como ha pasado y pasa en otros
grandes pueblos a los cuales les hemos bautizado como”ciudades”.
Es
impresionante ver cómo los pueblos cambian y se transforman, pero
más impresionante aún, es pensar que somos parte de esos invasores
del territorio de esa viejecita. Somos invasores del viejo pueblo de
managua transformado en ciudad y luego en capital.
El
bus continuó su marcha y la viejecita que cautivó mi inspiración
en ese momento, esperó hasta poder cruzar al otro extremo de la
calle. Hace 60 años, quizá no le hubiese tomado tanto tiempo cruzar
esa misma calle, quizá sólo hubiese esperado que alguna carreta
pasara, pero ahora, tenía que esperar que los carros, buses, motos y
otros vehiculos, circularan para poder luego cruzar.
Nota:
Este texto lo escribî en Managua, en el
2008, pero es la primera vez que lo publico.