Por: Jorge VEGA | No recuerdo qué edad tenîa cuando pasô esto que les voy a contar, pero incluso hoy por hoy me da risa, obviamente en el momento no fue tan divertido. Se acercaba el dîa de las madres y estaba ahorrando para comprarle algo a mi mamâ, pero como habîa mucha gente en la casa y no sabîa dônde guardar lo que iba ahorrando, entonces decidî hacer un hoyo en el patio y meter esa plata en un vasito de gerber. En cuanto conseguîa algunas monedas me iba al patio y sacaba el vasito de gerber y metîa ahî mi gran riqueza ! Todo funcionaba como lo habîa planeado, pero al paso de los dîas creo que empezô a llover y entonces me dio miedo que con el lodo se me perdiera la pista de dônde tenîa ese vasito de gerber y pensé bien, no tenîa muchas opciones, no le podîa dar eso a mi mamâ, porque iba a sospechar y pues se trataba de una sorpresa. Pensé y pensé y entonces se me ocurriô la idea de darle a guardar esa plata a una vecina, una niña de uno
Francia y Nicaragua