Cuando
se habla del clima es difîcil ponerse de acuerdo, sobre todo cuando
uno no ha tenido la oportunidad de viajar un poco y ver o sentir otro
tipo de clima. Cuando estoy en Nicaragua y hablo del frîo en
Francia, mucha gente me dice mâs o menos lo mismo: “Los franceses
deben estar acostumbrados al frîo”, lo mismo me pasa cuando en
Francia hablamos del clima en Nicaragua, la gran mayorîa me dice:
“Seguro en Nicaragua nadie tiene calor, porque estân acostumbrados
al calor”.
Estar
acostumbrados
En
teorîa uno estâ acostumbrado a algo que le es familiar, partiendo
de ese principio, entonces efectivamente los nicas estamos
“acostumbrados” al calor, porque no hay de otra, no
tenemos otras opciones, en el paîs hace calor casi todo el año,
pero eso de estar “acostumbrados” no significa que el nica esté
feliz con el calorazo, sobre todo cuando no hay viento y que
el aire del abanico sale extra caliente! Por muy “acostumbrado”
que uno esté al calor, va a sentir calor. Por eso es que nos
vestimos con ropa mâs “fresca” o estamos bebiendo cosas frîas o
con hielo o estamos buscando la sombra cuando caminamos o nos ponemos
una gorra y demâs estrategias que hemos encontrado para aguantar el
calor. Eso de “estar acostumbrado” no resulta de mucha ayuda al
final.
Veamos
ahora el caso francés y especîficamente dos estaciones del año:
otoño e invierno. En otoño empiezan a haber cambios
bastantes importantes; la temperatura empieza a bajar, a veces poco a
poco o a veces de golpe, en dependencia de las regiones, los ârboles
empiezan a perder sus hojas, otros no, y empieza a hacer frîo por
las mañanas, después en la tarde hace en teorîa buen clima y por
las noches otra vez el frîo, entonces uno tiene que abrigarse bien.
Abrigarse
bien en Nicaragua significa ponerse, ademâs de la camisa, una
sudadera, con eso ya se resolviô el tema del frîo y lo de
abrigarse. En Francia, en cambio, para el otoño, uno tiene que
vestirse con muchas cosas: camisa + sudadera + sudadera de lana
y en dependencia del frîo, agregar una chaqueta normal o bien
una chaqueta que pesa, el peso es variable, pueden ser
chaquetas que pesan, 1 libra, 2, 3, 4, 5, y tenés que andarla todo
el dîa o al menos mientras estés en la calle, entonces tu cuerpo
anda cargando toda esa cantidad de ropa casi todo el tiempo. A veces
puede resultar incomodo caminar con tantas cosas y cuando uno no estâ
acostumbrado te duele la espalda y los hombros, porque andâs
cargando peso extra.
En
invierno y dependencia del viento, a veces podés estar sûper bien
“abrigado” y sentir frîo, las manos se pueden congelar, entonces
empezâs a usar guantes y para no enfermarse uno se pone una bufanda
en el cuello y cuando el frîo es brutal, un gorro que proteja las
orejas, porque las orejas se pueden poner tan frîas que uno deja de
sentirlas, como si estuvieran anestesiadas. Y encima hay gente en
Nicaragua que piensa: en Francia estân acostmbradosal frîo!
En
Francia cuando hace frîo, hace frîo y la gente habla de eso,
de lo frîo que estâ el dîa y no queda de otra que abrigarse y
ponerse de todo y seguir con sus obligaciones, y hay calefacciôn en
muchos lugares para que uno no sienta tanto el frîo, pero en cuanto
salîs de un lugar y vas a la calle, ya es otra cosa. En Nicaragua
cuando hace calor, hace calor y la gente habla de eso, del calor que
hace y no queda de otra que vestirse lo mâs “fresco” posible,
beber mucha agua, caminar por la sombrita, no salir a horas donde el
sol pega sûper fuerte.
En
resumen, algo de cierto tiene eso de estar “acostumbrados al clima”
de ambos lados del charco, pero a eso habrîa que agregarle que ni
de un lado ni del otro tenemos opciones. En Nicaragua nos
gustarîa tener un clima mâs fresco y en Francia se aprecia mucho el
verano. En Nicaragua hace calor y en Francia durante el otoño e
invierno hace frîo, es lo que hay, y como buenos mortales que somos,
hemos aprendido a vivir con eso.
Nota:
Las imâgenes donde aparezco son mîas, las demâs fueron extraîdas de la red.