Por:
Jorge VEGA
No
sé cuántos profesores he tenido a lo largo de mi vida como
estudiante. Son un montón; 6 en primaria, unos 20 en secundaria,
otros 30-40 en la Universidad, unos 15 cuando estudié francés,
otros 15 en alemán, unos 10 en portugués, unos 5 en cursos a
distancia...
Todos
enseñando en su área específica y con sus conocimientos previos y
que iban adaptando o mejorando.
Me
gustaría poder hablar de todos ellos, pero en esta ocasión me voy a
enfocar en una profesora de francés de la Alianza Francesa.
Profesora que siento que está muy comprometida con la enseñanza y
quien en su momento fue mi primer gran contacto con Francia en
Managua, Nicaragua. Me refiero a la profesora Guadalupe Jiménez.
Me
acuerdo perfectamente del primer día de clases; yo llegué súper
emocionado y me sentía en otro mundo, porque iba a poder hablar en
francés en otro espacio diferente al instituto y sabía y sentía
que esa iba a ser una excelente experiencia.
Fui
con miedo el primer sábado, porque, a pesar de ya tener ciertas
bases enseñadas por la profesora María de Jesús Osorio, no
estaba seguro si iba a poder entender a los demás, porque ese iba a
ser otro nivel.
Como
ya tenía conocimientos previos, entonces no quería hacer el nivel
1, y de valiente fui a hacer un examen de ubicación con la Directora
Pedagógica. Me sentía como en otro planeta cuando hablé con una
francesa y le entendí y ella me entendió, sentía que valía la
pena aprender el idioma, que al final iba a poder comunicar con más
gente y en otro idioma.
Llegué
tarde el primer día de clases y la profesora Guadalupe ya estaba
instalada y la clase ya había empezado. Recuerdo que ella estaba
trabajando una actividad y cuando hablaba cruzaba los pies o las
manos, no recuerdo perfectamente en qué consistía, pero recuerdo
que el ejercicio se lograba, cuando uno decía una palabra y cruzaba
los pies al igual que ella. La actividad era doble, no sólo repetir
una palabra, pero hacer ese gesto.
Estoy
muy agradecido por tus enseñanzas Guadalupe, digo Guadalupe, porque
años después dejé de ser tu estudiante y pasé a ser tu colega.
Quiero decirte que me gusta mucho tu pedagogía, pero me gusta mucho
más tu humanidad, tu forma de ser. Siento que gracias a vos muchos de tus ex estudiantes hemos aprendido
a ser más humanistas y te agradezco tanto por haber compartido
conmigo tus conocimientos como profesora, así como tu tranquilidad
en momentos algo tensos en el trabajo.
En
mayo del 2013 la profesora Guadalupe recibió la condecoración de
las Palmas Académicas*, en el grado de Caballero por parte del
señor Antoine Joly, Embajador de Francia en Nicaragua. Esa fue una
condecoración oficial, pero estoy seguro que tenés más que
merecidas muchísimas más condecoraciones oficiales o no, por tu excelente labor.
Un
grand merci!
*La Orden de las Palmas Académicas es una condecoración de la República Francesa para académicos y personalidades por sus méritos en los campos de la cultura y la educación y sus contribuciones a la expansión de la cultura francesa en el mundo.
Nota:
La información
sobre la condecoración y la foto, fueron extraídas de la página Facebook de la
Embajada de Francia en Nicaragua.