Jorge Vega|
Allá
por el 2007 más o menos, me fui a vivir cerca de los semáforos del
Boér en Managua. Había regresado de Francia y todo bien, pero no
regresé con el platal como cree la mayoría de la gente que nunca ha
salido de Nicaragua. Mucha gente de Nicaragua cree que cuando uno
viene a Europa lo que viene es a hacer plata y a hacerse millonario,
creen que aquí todo es fácil, como si la gente de aquí está
desesperada por conocerlo a uno y desesperados por darte trabajo ja
ja ja ja ja ja ja ja, los nicas que viven en Europa o en cualquier
otro continente, saben que no es tan así, aquí venís a hacer casi
todo desde cero, desde abajo...
Entonces
cuando regresé allá empecé a trabajar en una librería que era nueva para
ese entonces, les estoy hablando de Literato. Yo tenía que hacerme
cargo del Marketing. No ganaba mucho, pero no estaba mal, la librería
estaba a penas iniciando, no era conocida ni nada, pero el trabajo
era interesando y pues también había retomado mi trabajo como
profesor en la Alianza.
Se
acercó la semana santa y mis amigos y yo queríamos ir a dar nuestra
vuelta al mar y pues un día que estábamos reunidos en la casa, a alguien se
le ocurrió decir las palabras mágicas: ¿Vamos a San Juan? Y
cuándo vimos, todos ya estábamos en un bus rumbo a San Juan del
Sur! :-) Como en Nicaragua no se paga por el transporte antes de
subirse al bus, pues todo normal, todo bien, la cantiada (“el
problema” para los que no entienden nicañol), fue al momento de
pagar el bus, a esa hora nos dimos cuenta que varios de los que iban
no tenían plata, pero ya estábamos en el bus y no podíamos decir:
vamos a bajarnos pues! No, no podíamos “dejar morir” a nadie.
Llegamos
a San Juan y todo muy bonito, pero teníamos que buscar dónde dormir
y pues el “presupuesto” era extra corto, éramos como 12 personas
y de los 12 como 4 teníamos un poquito de plata. La cosa es que
buscamos y buscamos y al final nos dejaron dormir en el último piso
de un “hotel”; era como en una especie de terraza en la parte más
alta de un hotel medio construído. En la terraza no habían camas ni
nada, teníamos que dormir en sillas playeras o en hamacas o en el
suelo.
Bueno,
ya habíamos resuelto lo del viaje en bus y lo del “hotel”, pero
cuando llegó la noche nos dio ganas de comer :-( y ahí todo el
mundo triste, porque pues no había plata, eso sí, a la hora de ir a
dar nuestra vuelta, todo el mundo se vistió bastante bien, sobre
todo las mujeres, se pusieron súper elegantes y unas con un look
“fresa”. Es increíble eso, no teníamos qué comer, no
sabíamos cómo íbamos a regresar a Managua, pero ya estábamos en
San Juan del Sur, así que todos bien vestidos y haciendo como si
todo estaba súper bien. ¡Estábamos en San Juan del Sur!, en Semana
Santa. Eso era lo que importaba.
Aunque
les parezca mentira, nuestra estadía en San Juan duró como tres
días, así, sin plata y a punto de agua y de “chuletas de aire”
y pues a orillas del mar :-) Pero por muy “mal” que la pasamos,
hoy por hoy es un excelente recuerdo de “vacaciones perfectas”
con ese toque de espontaneidad de la buena, que tanto añoro
hoy en día.
¿Vamos
a San Juan? :-)