Jorge
Vega |
Vista de Eguisheim |
Me
gustan y admiro a las personas que viajan, porque la persona que
viaja tiene muchas cualidades que me maravillan. Para viajar hace
falta plata, es cierto, pero conozco a gente que tiene plata y que
simplemente no viaja, así que la plata no es la única razón o
impedimento por el que las personas viajan o no.
La
persona que viaja tiene, sobre todo, ganas de conocer o de ver
otras cosas, de comer cosas que no come habitualmente, de aprender
cosas, de tener contacto con otras personas de otras regiones o
de otros países. Muchas veces la persona que viaja tiene que hablar
en otro idioma, aprender otros códigos culturales, hacer
cosas que no haría en su país o ciudad de origen.
La
persona que viaja ve todo desde un ojo diferente, desde otra
perspectiva,entonces para la persona que viaja, cosas tan simples y
cotidianas para las personas locales, pueden ser contempladas con
admiración. Me pasaba mucho eso en Nicaragua. Recuerdo que una vez
fui a Catarina con una francesa que trabajaba conmigo en la Alianza
Francesa y cuando estábamos cerca de Catarina, había un chancho
(cerdo) en la calle y para ella eso fue como uno de los mejores
espectáculos que había visto en su vida, le parecía increíble
ver a ese gran chancho en la calle y pues a mí no me parecía tan
“increíble”. Ella vivió ese momento como algo único,
porque era nuevo y quizás exótico para ella.
La
persona que viaja puede hacer comparaciones también, es cierto. La
persona que viaja compara lo que conoce (su referencia), con lo
nuevo, con los que está descubriendo y aprendiendo e integrando. En
algunas ocasiones la persona que viaja simplemente compara por
comparar, o para decir que todo lo que él o ella conoce es mejor y
pues hay otro tipo de persona que viaja, que puede hacer
comparaciones de forma inconsciente, y hay también otras personas
que viajan con el espíritu tan abierto, tan libre, que simplemente
aprovechan lo que ven y están tan sumergidos en lo que ven, que no
tienen el tiempo de comparar.
Viajar
es para mí una de mis grandes pasiones y no importa qué tan lejos o
cerca viaje, siempre disfruto y disfrutaré de las nuevas
experiencias. Es que me gustan y admiro a las personas que viajan,
porque la persona que viaja tiene muchas cualidades que me
maravillan, ¿Te lo había dicho alguna vez?
La Montaña de los Monos, Kintzheim (Alsacia).