Con mis amigos en un concierto en la Alianza Francesa de Managua. |
Jorge
Vega |
Para
los que no lo sepan, ya llevo un par de años viviendo fuera de
Nicaragua. No es la primera vez que vivo fuera de mi país, pero es
la primera vez que lo hago por tanto tiempo. Antes había venido a
Francia a trabajar como Asistente de español, o para recibir
capacitaciones pedagógicas en la Universidad de Nantes o para
visitar amigos en el sur de Francia o también para trabajar como Au
Pair en Alemania…
Desde
chavalito me llamaba la atención esto de viajar a otros países y
hablar en otros idiomas. Me acuerdo que cuando empecé a estudiar
inglés, a veces se me daba por inventar palabras que simplemente no
existían, hice lo mismo cuando empecé a estudiar francés, alemán
y portugués. Era divertido eso. Ahora no puedo darme tanto el lujo
de inventar palabras, porque la gente simplemente no te entiende y ya
está. Es un poquito el precio de ser adulto.
Una salida en Granada con la Virginia y Elvin. |
Tengo
la suerte de haber viajado por toda América Central y de conocer
también varios países europeos y pues en este continente,
particularmente, he tenido la oportunidad de hablar en otros idiomas
y conocer un poco más del mundo en el que vivimos.
Como
ya llevo un par de años fuera, a veces a uno le da como que cierto
grado de nostalgia, uno quiere ver fotos o videos de allá; ese
“allá” tan
distante del “aquí”,
que te recuerda espontáneamente
lo lejos que estás de tu
país de origen.
El patio de la casa de mi mamá. |
Al
estar lejos de su país, el expatriado como que tiene la necesidad de
estar “presente” tanto aquí, como allá. Sé de gente que ya
lleva muchos años viviendo fuera y que simplemente ya no tiene esa
necesidad de estar “presente” en su país de origen. Ellos ya
adoptaron completamente el país de destino.
En
lo personal, me sigue gustando poder recibir fotos o
videos de vez en
cuando de “allá”. Es que uno no ve las cosas de la misma forma.
Al estar lejos, esa foto de tu barrio, de tu calle, de tus amigos,
vecinos y demás, tiene un valor agregado, un poder; puede ser como
un regalo, y si no me lo creen, hagan el experimento con algún
familiar que esté viviendo lejos y verán que lo que les digo es
cierto. Antes esto que les digo me parecía tan, pero tan banal, y
ahora, con los años, me doy cuenta de esa otra realidad.
Con mis estudiantes de la Alianza Francesa de Granada. |