Por: Jorge Vega
¡Les tengo miedo a los tiburones y demás animales que
viven en el agua! Sin embargo me gusta mucho nadar y mi pequeño país
centroamericano es conocido como la tierra
de lagos y volcanes, en teoría nacemos en el agua, incluso nuestro país
lleva la palabra agua en su nombre:
Nicaragua.
Pero no fue en Nicaragua donde tuve la oportunidad de
luchar con ese temor que le tengo a los animales del mar que, producto de la influencia de las películas
americanas, donde salen tiburones u otras animales atacando a las personas, me
ha causado tanto miedo a este tipo de animales desde muy temprana edad.
Resulta que estuve de visita en varios países; iniciamos
la travesía en el sur de Nicaragua, luego visitamos varios lugares de interés
en Costa Rica y Panamá y luego un vuelo para Guatemala, todo iba muy bien,
fuimos a Tikal, donde están las bellas pirámides de la civilización Maya y de
pronto apareció la idea de ir a Belice; un país que geográficamente podríamos
decir que pertenece a Centroamérica, pero culturalmente no tenemos mucha
relación. Belice fue colonizada por los ingleses, su idioma materno es el
inglés y sus pobladores son negros y en su moneda aparece el rostro de la reina
de Inglaterra.
La capital de Belice es muy pequeña, se llama Belmopán y
no es interesante como para pasar un día, en cambio Belice City es una ciudad
caribeña con mucho encanto, es súper pequeña, pero vale la pena una visita.
Desde Belice City tomamos un ¨taxi¨ acuático que nos llevó a Caye Caulker y
luego a la isla del encanto de Madonna, el nombre de esta isla es San Pedro, ¿Recuerdan?
I fell in love with San Pedro…. Según los beliceños esa canción es en honor a
esa isla y muy muy cerca de San Pedro el majestuoso Hol Chan, una reserva
marina donde se encuentra la segunda barrera de corales marinos más grandes en
el mundo y en ese mismo espacio, se encuentra el lugar donde uno puede nadar
con….tiburones!
El ambiente es maravilloso, desde la lancha se pueden
observar a los animales que pasan debajo de uno, la lancha lleva vidrio en la
parte que sirve de ¨piso¨ o suelo de la lancha y me gustó mucho haber visto
desfilar a tanta variedad de vida marina; tortugas, pescados de todos los
colores, manta rayas muy bonito todo, pero hacían falta dos cosas: uno, esperar
a que llegaran los tiburones y dos y peor aún! nadar con ellos!
Los tiburones no eran tan grandes, pero a mí eso me daba
igual, tiburón es tiburón y yo les tengo miedo y respeto; da igual si es
tiburón martillo, tiburón cometa, tiburón verde, tiburón feliz, tiburón triste
y no es bueno tenerles miedo, porque dicen que los animales saben si les tenés
miedo, entonces uno tiene que disimular y para más desgracia, era la primera
vez que yo iba a hacer snorkel y con tiburones, ¡qué valor el mío!
La experiencia fue mágica, fue interesante descubrir ese
mundo marino de primera mano, los colores, el estar cerca de ellos fue muy
interesante, después de unos minutos logré acostumbrarme y sentirme a gusto en
ese ambiente y la sensación fue tan, pero tan buena, que pensé en todo lo que
me había perdido todos estos años y hasta entonces lográs entender a los buzos
y a toda esa gente amante del mar y de sus secretos.
Una pequeña visita de una persona temerosa del mar y
novata en el tema de hacer snorkel como yo pudo tener ese acercamiento y
cambiarse un poco la imagen, aunque confieso que mantengo ese miedo a los
animales marinos, es como algo natural en mí, ojalá algún día pueda escribir
para dar testimonio de que por fin pude lograr vencer ese temor y decir que
volví a nadar en ese pedacito de cielo
marino tan bonito como Hol Chan y decir que lo hice con los tiburones beliceños
y que el miedo de hoy, pasó a ser parte
de la historia.