Por: Jorge Vega
Después de apróximadamente unas 5 ó 6 horas de bus, desde la frontera sur, llegamos finalmente a Granada (Nicaragua).
Atravezamos todo el departamento de Río San Juan. Al inicio del trayecto, y durante un par de horas, todo era súper verde; un verdadero bosque verde. No habían muchas casas, y lo que destacaba, era la carretera al centro del camino y muchísimos árboles de ambos lados de la carretera.
Todo eso se veía bastante exótico después de haber pasado muchos años sin ver algo parecido.
Luego, a más o menos la mitad del camino, la gran mayoría de la gente se bajó del bus, pues ya habían llegado a su destino final. A nosotros aún nos hacían falta como 3 horas de camino.
Finalmente llegamos a Granada, la Gran Sultana (a como se le conoce en Nicaragua), a eso de las seis y pico de la tarde. Para los que no lo sepan, en Nicaragua el atardecer es siempre entre las 05:30 y 6 de la tarde. A las 6 de la tarde ya es de noche en Nicaragua. Puedo decir que es así durante todo el año. A esa hora, los postes de luz empiezan a alumbrar las calles del país.
Vi una Granada algo diferente a la que conocía. Hay algunas cosas que han cambiado, sobre todo a nivel arquitectural; cambios en la «Entrada » de la ciudad y también en el parque central y en la Calzada también. Pero lo que es verdad, es que la magia colonial aún persiste en dicha ciudad.
Granada es una ciudad relativamente pequeña y por lo tanto es fácil poder visitar sus diferentes atracciones naturales como, por ejemplo, las isletas de Granada, pasearse en la calle La Calzada, ir a ver el malecón, visitar las diferentes iglesias y catedrales que hay, ir al parque central, hacer una visita en el volcán Mombacho (está a unos kilómetros de la ciudad), entre muchas otras cosas que se me escapan. Basta con hacer una búsqueda en Google para ver todo lo que se puede hacer en dicha joya de América Central.
-En las próximas entradas les hablaré de otras ciudades del país, así como de mis impresiones de dicho viaje.
Mientras tanto, les comparto algunos videos que tomé, para que, de ese modo, puedan viajar conmigo a ¡América Central!