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Auxiliadora Rosales
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Un grupo de jóvenes nicaragüenses, que forman parte del Programa de Asistentes de Lengua Extranjera en diferentes ciudades de Francia, se reunió en la capital de ese país durante las vacaciones de Navidad y fin de año 2006. Los jóvenes nicas, cuyas edades oscilan entre los 20 y 23 años, celebraron aunque lejos una Navidad con “sabor a pinol”. “La idea era compartir la Navidad en Francia entre nicaragüenses y convertir esa fiesta en un pedacito del terruño nica”, señaló el nicaragüense Samuel Gutiérrez, vía electrónica. Por su parte Jorge Vega, otro de los nicas en Francia, explicó que fue una semana intensa con descubrimientos en cada esquina, “pero el ambiente navideño y las pláticas giraban en torno a Nicaragua”. Vega asegura que ya muchos de sus compañeros extrañan el pinol. “Yo no sé por qué pero me hace falta un vaso de chica y un gallo pinto, tal vez será porque el arroz aquí es diferente”. CENA NAVIDEÑA Vega cuenta que la cena de Navidad 2006 fue muy especial. “Por primera vez la preparamos nosotros mismos, y no podíamos olvidar ciertos detalles, como las flores y por supuesto el vino”. Según Vega, a pesar de estar lejos de su patria, su familia, sus amigos, el hecho de estar con otros nicaragüenses y además contar con una amiga que vive en París, hacen que la estadía sea más fácil. Estos jóvenes que estuvieron durante una semana en París conocieron sitios como: la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, donde se encontraron con la escultura chontaleña de “la chinita” que se exhibe en el área de las Artes de África, Asia, Oceanía y de las Américas, en la entrada es la Porte des Lions (La puerta de los leones).“Teníamos tantas ganas de conocer todo París, pero sólo disponíamos de una semana para esta aventura, finalmente y a paso ligero, pudimos conocer algunos lugares”, expresó Vega. LA CUEVA NICARAGÜENSE Relata que en París “contactamos a una amiga de Sonia Castillo, Scarleth Mairena, una nicaragüense casada con un francés y que reside en esa ciudad desde hace un poco más de ocho años”. “La casa de Scarleth fue para nosotros la ‘cueva nica’ en donde hablábamos español y escuchábamos música latina”, relató. El trabajo en Francia de estos jóvenes es ser asistentes del idioma español en liceos, colegios y universidades por un período de siete meses y algunos han tomado cursos de alemán y portugués. |
En una de las calles de Utrecht, 2020. Jorge Vega | Estoy súper feliz y agradecido con la vida. La semana pasada tuve la oportunidad de ir a Utrecht (Holanda), para estar presente en la celebración del primer aniversario de bodas de mi mejor amiga. Estaba súper contento por esta oportunidad de volvernos a ver físicamente, porque mi amiga estuvo viviendo en Europa, pero después se fue a vivir y trabajar a Asia y ahora está en Oceanía. Para no cansarles el cuento, estamos cada vez más lejos físicamente, pero las nuevas tecnologías nos han permitido mantener la comunicación y conservar nuestros lazos de amistad. ¡¡¡Qué calor!!! Estaba un poco estresado, porque vivo en Nantes, a más o menos una hora del Atlántico Francés y pues la Silvia había previsto su actividad en Utrecht (Holanda) a unas 6 horas en tren desde Nantes y unas 9 ó 10, 11-12 horas en carro… Depende de la velocidad en la que viajáramos y de las pausas que hiciéramos ¿Por qué estaba estresado? P...