Morir en el extranjero


Jorge Vega

Nos desplazamos de nuestros lugares de origen por diversas razones, entra las que mayormente figuran son estudios o la necesidad de cambios económicos, creo que siempre que hacemos dichos cambios pensamos que van a ser momentáneos, tipo vivo un par de años en tal país, trabajo fuerte y regreso a mi país a hacer algo. Quizás no sea la situación de muchos, pero es lo que he leído y escuchado.
En el Magazine de LA PRENSA (No 201), por ejemplo, se aborda la historia de Totogalpa en donde, según el artículo, es súper fácil encontrar mujeres mayores, hombres, niños, pero no muchachas, porque se fueron a España a buscar vida. En los testimonios se presentan diferentes historias, pero el factor común es desarrollo a nivel económico, ese es el mensaje que se le envía al lector y tiene su argumento en la construcción de casas y en dinero enviado a las madres que se quedan cuidando las casas construidas por sus hijos o bien administrando los negocios que han ido creando.
Hace un tiempo estuve en Berlín, estaba de visita por la ciudad y recordé que un viejo vecino vivía en esa preciosa capital desde hace muchos años, recuerdo que cuando regresaba al pueblo alardeaba de su vida en Europa, todos lo veían como un ejemplo a seguir y seguramente se lo había creído, total no habían muchas probabilidades que una persona del pueblo no diera fe de su situación en el extranjero, así que no tenía nada que perder. Pues ya que estaba en la ciudad, me dije, perfecta oportunidad para hacerle una visita, conseguí su teléfono y él se sorprendió al darse cuenta que yo estaba ahí, en tres ocasiones le insistí, pero siempre tenía una cosa que hacer y me decía que dejáramos la visita para otro día, el tiempo pasaba y no quería regresarme sin saludarlo, así que un buen día con la dirección anotada, me fui a su encuentro, el amigo que según nosotros vivía súper bien, vivía de manera decente, pero no en las nubes como nos lo había vendido.

En las semanas pasadas me enteré que un vecino súper joven, de unos 27 años, que tendría unos 5 ó 6 años residiendo en España y seguramente viviendo de manera decente, falleció en el viejo continente, su expatriación se ha tardado mucho, por problemas ligados al dinero, la distancia y seguro por problemas administrativos.
No creo que nadie que deje su país se vaya con la idea de no volver nunca más, creo que casi todos tienen perfectamente asumido que en ese viaje existen muchas posibilidades, que habrán muchas desaventuras, pero que encontrarán la manera de solucionar los problemas que vayan apareciendo, pero podría asegurar, a un 110%, que nadie piensa que en ese viaje pueda perder la vida, y que al final lo que le iba a ayudar en su proyecto de vida, como a las mujeres de Totogalpa, resulte ser, irónicamente, una carga para su familia.Qepd. Publicado en este link: http://www.laprensa.com.ni/2012/02/15/voces/90766/imprimir

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